Descipción: Vi a la pobre Polina Max tiritando en la calle, y me dijo que había salido corriendo, ¡pero se había perdido! Polina, una estudiante rusa que vive en Praga, no tenía idea de cómo llegar a casa, así que le sugerí que regresara a mi oficina para calentarse y encontrar su camino. Regresamos a mi casa y supuse que era aventurera y que también le vendría bien algo de dinero. Le ofrecí un par de cientos de euros para que me enseñara las tetas y luego más dinero para comerle el coño. Mientras tocaba y lamía su coño y su culo, la escuché jadear de que quería chuparme la polla. Después de una mamada de garganta profunda descuidada, incliné a Polina sobre la mesa y la follé a lo perrito, ¡luego se arrodilló y se tragó mi carga!
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